En la sapiencia de Anaxágoras resuena la verdad,
el hombre, en su esencia, para contemplar nació,
la vida serena, propuesta de paz mundial,
autenticidad exquisita, existencia en flor.
En la mirada al ser, al Gran Yo Soy,
danza la vida poética en su esplendor,
tejiendo cambios con gracia y esmero,
bajo la ley del menor esfuerzo, creador.
Silencio y tranquilidad, comparsas del alma,
libertad abrazada por la naturaleza,
árboles, flores, ríos, nubes y viento fresco,
en la danza eterna de esta sutil belleza.
Que la ociosidad sea faro, luz y guía,
desbancando a la actividad que esclaviza,
el hombre no máquina, sino poesía,
bajo el cielo sereno, donde la paz aviza.
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